miércoles, 1 de junio de 2011

· LAS TINIEBLAS DE LOS CIELÖS ·



Él, en cuanto amanece, antes que el día ahuyente las tinieblas de los cielos, oyendo el canto de los gallos deja las sábanas morenas de su lecho, y lento, fatigado todavía, los párpados cargados por el sueño, mal envuelto en sus ropas miserables, santas por ir ceñidas a su cuerpo, con su azadón al hombro, o tras la yunta, a la ruda labor marcha de nuevo para arrancar del seno de la tierra con sus robustos brazos, con su esfuerzo, el pan blanco que comen los señores, los déspotas, los vagos, los soberbios. Injusticia que el alma encoleriza y hace rugir de indignación el pecho; todo para el gandul que no hace nada, lo fino, lo mejor, lo más selecto, y para ti gañán, héroe sublime, ¡ sombra y pan negro ! ¡ Oh, que bello es el campo ! los poetas no encontraron jamás nada tan bello, trigales, cielo azul, árboles, montes, pájaros, mariposas, arroyuelos, crepúsculos de rosas y amarantos, ovejas, cabritillos y corderos; amores de zagales y pastoras, flores, miel, soledad, valles amenos. Ese es el campo de los falsos libros, ese es el campo de los vates hueros. Hay poesías en él, mucha belleza, mucho sol, aire puro, flores, pero ¡ oh verdad que debiera ser mentira ! el campo es algo más, no es sólo eso, el campo es el dolor del que lo labra sin gozar de los frutos de su seno, el campo es la casucha pestilente, es la mujer hambrienta, el niño enfermo, es ignorancia, desnudez, miseria, sombra y pan negro. Entre las rojas llamas del verano Y entre los blancos fríos del invierno,

Ancianos, mozos, niños y mujeres bregan, se agitan en sudor deshechos. ¡ oh que amargor de vida !, entre las bestias, lo mismo que las bestias viven ellos. Cuando alzan tristemente la mirada ven la ciudad brillante, allá, a lo lejos, allí está el esplendor, el arte, el lujo, el placer, los teatros, los museos, la música que eleva los espíritus, los libros que iluminan el cerebro, los altivos palacios que deslumbran, los perfumes, las joyas, el dinero; lo que hace de la tierra un paraíso, lo alegre, lo magnífico, lo bello. Y en el campo, ignominia, frentes ciegas, usura, esclavitud, flácidos miembros, chozos, greñas, guiñapos, escaseces, sombra y pan negro. ¡ Oh hermano campesino, cuya vida resbala por el cauce del silencio ! entre zarzas de agobios y trabajos y sobre guijas de dolor perpetuo, no he de excitar tu puño a la venganza, te quiero demasiado para eso, la tea, el puñal, nada consiguen, nada logra ni el crimen ni el incendio, pero es preciso que alces la cabeza, que exijas a la infamia tus derechos, que pidas libertad para tu alma, que alcances nutrición para tu cuerpo, que arrojes tus harapos de mendigo, que limpies de tinieblas tu cerebro, que seas lo que eres, todo un hombre, que dejes de vivir como los perros. ¡ A redimirte, a redimirte hermano ! ¡ yérguete bravamente ! ¡ arriba !, es tiempo de que no encuentres sólo en tu camino sombra y pan negro.

Miguel Rosendo Seisdedos

1 comentario:

  1. no habló de internet en el campo.
    Cuantas comodidades se nos concede..

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